El auge sobre cuidar el planeta y el medio ambiente que se vive hoy en día se ha acrecentado durante la última década, y es en éste ámbito que las organizaciones quieren movilizarse para contribuir con su granito de arena.
A diario vemos en las noticias que diferentes empresas lanzan o mejoran sus productos y servicios para que sean consumidos por las personas y que éstas sean conscientes de que no contaminan y ni hieren a la Tierra. Según el estudio “Technology Executive Connections: Going Green: Sustainable Growth Strategies”, un 40% de los ejecutivos consideran que el mercadeo verde crea importantes oportunidades de mercado para las empresas, lo cual está demostrado por el aumento de la oferta y demanda de los productos verdes. Los productos y servicios ambientalistas han revolucionado el actuar de cada una de las compañías que quieren entrar en esta tendencia, puesto que han tenido que someterse a mejoras en sus procesos y adquisiciones de equipos muchas veces costosos y a aplicar la reingeniería en sus departamentos de investigación y desarrollo y de producción principalmente.
Además, estas organizaciones tratan de seguir al máximo las regulaciones ambientales que sus gobiernos les imponen, para demostrar que se preocupan por el medio ambiente y que sus prácticas cada vez se encuentran más cerca de la “producción limpia” y de la sinergia entre la comunidad, los recursos naturales que usan para su función empresarial y los factores económicos. La verdad, las organizaciones se esmeran por cumplir estos acuerdos y por comportarse de la mejor manera posible en cuanto al planeta. ¿Pero por qué lo hacen? ¿Realmente se preocupan por salvar el planeta?
Considero ampliamente que las compañías que se encuentran inmiscuidas en los asuntos ambientales y verdes solamente buscan ganar más dinero, al fin de cuentas en su fin último. Y no creo que ninguna empresa actual cuente con la estructura suficiente para encontrarse en la etapa 4 de la ruta de la sostenibilidad[1], la cual implica que la empresa posee procesos, ciclos y tecnologías basadas en la normas ISO 14000, y en la que los productos se encuentran diseñados totalmente bajo estándares plenamente ambientalistas, es decir, no provocan ni causan absolutamente ningún daño al entorno ambiental y a su vez generan alta rentabilidad para la organización. Más bien pienso que las compañías del mundo solo están en la etapa 1 (cumplimiento de la legislación ambiental) y en la etapa 2 (la empresa no deja de contaminar pero está dentro de los límites que permite la legislación). Solo rescato que si existen algunas que tratan y colocan la mayoría de sus esfuerzos en mejorar un poco el daño que han ocasionado al ambiente, pero sus objetivos, detrás de estas conductas es simplemente manejar los impulsos emocionales de las personas, que actualmente se encuentran preocupadas por los recursos naturales, para que estás noten que el hilo conductor de estos acontecimientos sigue hasta en el ámbito industrial y se comprometan a salvar el medio ambiente comprando sus productos que también están “comprometidos con la causa”.
La verdad, es mera manipulación hacia las emociones de las personas. Las organizaciones se encargan de bombardear con estímulos (publicidad) a la mente de la sociedad y convencen profundamente sobre los principios de sus acciones. La cuestión se centra en que estas empresas ni siquiera lucharan por llegar a posicionarse en la etapa 4, es decir, en lo que se refiere a este tema, ellas solo invierten para obtener beneficios a corto plazo, pero solo obtener beneficios monetarios. Al no invertir a largo plazo creen que están ganando y que mantendrán a los consumidores sujetos a sus objetivos de ventas, pero no se dan cuenta que lo único que hacen es engañarse a sí mismos porque no están mejorando ni contribuyendo a que los recursos naturales se mantengan en el mundo por más tiempo, no se dan cuenta que poco a poco acaban sus propias materias primas y que en algún momento, las empresas que tanto dinero ganan, tendrán que desaparecer, o porque se quedan si productos que ofrecer, o porque en nuestro planeta ya no se puede vivir.
Creo que a estas alturas ya estamos entrando a debatir éticamente el comportamiento de las organizaciones para con los miembros de la comunidad, porque es como si ellas actuaran bajo engaños haciéndonos creer que se comprometen verdaderamente con lo que a nosotros nos importa, pero en realidad buscan alcanzar diferentes objetivos que están disfrazados para que su consecución sea más fácil y realizable y se puedan exponer y permanecer en contacto con la sociedad.
Lo que nos importa es la ruta de la sostenibilidad, por tanto es necesario que cada organización si aporte su granito de arena pero con transparencia y dedicación. No todos los resultados se logran de la noche a la mañana, se debe luchar por ellos y muchas veces se tarda años en conseguirse, pero si cada una de las empresas se empeña en cambiar un poco y dejar por unos instantes a un lado su mentalidad de dinero, seguramente todos los entes, que hacemos parte de este modelo de desarrollo sostenible, ganaremos algo: mayor cantidad y mejor uso de las materias primas por parte de las empresas, mejor entorno ambiental y mayor calidad de vida para la sociedad y recursos económicos basados en proyectos ejecutables y sostenibles para la Tierra.
[1] LÓPEZ ASTUDILLO, Andrés. La ruta de la sostenibilidad. Revista Estudios Gerenciales. Universidad Icesi.
A diario vemos en las noticias que diferentes empresas lanzan o mejoran sus productos y servicios para que sean consumidos por las personas y que éstas sean conscientes de que no contaminan y ni hieren a la Tierra. Según el estudio “Technology Executive Connections: Going Green: Sustainable Growth Strategies”, un 40% de los ejecutivos consideran que el mercadeo verde crea importantes oportunidades de mercado para las empresas, lo cual está demostrado por el aumento de la oferta y demanda de los productos verdes. Los productos y servicios ambientalistas han revolucionado el actuar de cada una de las compañías que quieren entrar en esta tendencia, puesto que han tenido que someterse a mejoras en sus procesos y adquisiciones de equipos muchas veces costosos y a aplicar la reingeniería en sus departamentos de investigación y desarrollo y de producción principalmente.
Además, estas organizaciones tratan de seguir al máximo las regulaciones ambientales que sus gobiernos les imponen, para demostrar que se preocupan por el medio ambiente y que sus prácticas cada vez se encuentran más cerca de la “producción limpia” y de la sinergia entre la comunidad, los recursos naturales que usan para su función empresarial y los factores económicos. La verdad, las organizaciones se esmeran por cumplir estos acuerdos y por comportarse de la mejor manera posible en cuanto al planeta. ¿Pero por qué lo hacen? ¿Realmente se preocupan por salvar el planeta?
Considero ampliamente que las compañías que se encuentran inmiscuidas en los asuntos ambientales y verdes solamente buscan ganar más dinero, al fin de cuentas en su fin último. Y no creo que ninguna empresa actual cuente con la estructura suficiente para encontrarse en la etapa 4 de la ruta de la sostenibilidad[1], la cual implica que la empresa posee procesos, ciclos y tecnologías basadas en la normas ISO 14000, y en la que los productos se encuentran diseñados totalmente bajo estándares plenamente ambientalistas, es decir, no provocan ni causan absolutamente ningún daño al entorno ambiental y a su vez generan alta rentabilidad para la organización. Más bien pienso que las compañías del mundo solo están en la etapa 1 (cumplimiento de la legislación ambiental) y en la etapa 2 (la empresa no deja de contaminar pero está dentro de los límites que permite la legislación). Solo rescato que si existen algunas que tratan y colocan la mayoría de sus esfuerzos en mejorar un poco el daño que han ocasionado al ambiente, pero sus objetivos, detrás de estas conductas es simplemente manejar los impulsos emocionales de las personas, que actualmente se encuentran preocupadas por los recursos naturales, para que estás noten que el hilo conductor de estos acontecimientos sigue hasta en el ámbito industrial y se comprometan a salvar el medio ambiente comprando sus productos que también están “comprometidos con la causa”.
La verdad, es mera manipulación hacia las emociones de las personas. Las organizaciones se encargan de bombardear con estímulos (publicidad) a la mente de la sociedad y convencen profundamente sobre los principios de sus acciones. La cuestión se centra en que estas empresas ni siquiera lucharan por llegar a posicionarse en la etapa 4, es decir, en lo que se refiere a este tema, ellas solo invierten para obtener beneficios a corto plazo, pero solo obtener beneficios monetarios. Al no invertir a largo plazo creen que están ganando y que mantendrán a los consumidores sujetos a sus objetivos de ventas, pero no se dan cuenta que lo único que hacen es engañarse a sí mismos porque no están mejorando ni contribuyendo a que los recursos naturales se mantengan en el mundo por más tiempo, no se dan cuenta que poco a poco acaban sus propias materias primas y que en algún momento, las empresas que tanto dinero ganan, tendrán que desaparecer, o porque se quedan si productos que ofrecer, o porque en nuestro planeta ya no se puede vivir.
Creo que a estas alturas ya estamos entrando a debatir éticamente el comportamiento de las organizaciones para con los miembros de la comunidad, porque es como si ellas actuaran bajo engaños haciéndonos creer que se comprometen verdaderamente con lo que a nosotros nos importa, pero en realidad buscan alcanzar diferentes objetivos que están disfrazados para que su consecución sea más fácil y realizable y se puedan exponer y permanecer en contacto con la sociedad.
Lo que nos importa es la ruta de la sostenibilidad, por tanto es necesario que cada organización si aporte su granito de arena pero con transparencia y dedicación. No todos los resultados se logran de la noche a la mañana, se debe luchar por ellos y muchas veces se tarda años en conseguirse, pero si cada una de las empresas se empeña en cambiar un poco y dejar por unos instantes a un lado su mentalidad de dinero, seguramente todos los entes, que hacemos parte de este modelo de desarrollo sostenible, ganaremos algo: mayor cantidad y mejor uso de las materias primas por parte de las empresas, mejor entorno ambiental y mayor calidad de vida para la sociedad y recursos económicos basados en proyectos ejecutables y sostenibles para la Tierra.
[1] LÓPEZ ASTUDILLO, Andrés. La ruta de la sostenibilidad. Revista Estudios Gerenciales. Universidad Icesi.
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